Un viaje por la historia del oro líquido de olivos milenarios valencianos

El árbol de olivo monumental es un testigo silencioso de la historia, ha visto pasar imperios y civilizaciones, y sigue enraizado en el presente, preservando una conexión con el pasado. Es un símbolo de resistencia y supervivencia, una fuente de inspiración para quienes se detienen a contemplar su grandeza y reflexionar sobre la naturaleza y el tiempo. Un ser vivo que trasciende, tanto en su belleza física como en su profundo significado cultural y simbólico. En el hotel de cinco estrellas The Westin Valencia se reunieron una singular muestra de aceites procedentes de estos árboles, para viajar por la historia del paisaje mediterráneo valenciano. De Castelló a Alicante, los invitados pudieron degustar siete aceites de oliva virgen extra procedentes de árboles con más de 900 años de vida.

El olivar mediterráneo es testigo de siglos de historias, y la farga, la variedad predominante de este cultivo milenario. Gracias a su capacidad regenerativa, el olivo monumental se alza como un anciano sabio en medio del paisaje, con su tronco de gruesas y retorcidas ramas que parecen contar las historias de generaciones pasadas.

Su corteza, en tonos grises y marrones, muestra las cicatrices de siglos de existencia, marcadas por el paso del tiempo. Las raíces profundas y extendidas parecen abrazar la tierra, anclando al árbol a su lugar de origen y proporcionando la estabilidad necesaria para soportar su magnífica estructura. A medida que pasan los años, con un proceso lento y delicado aumenta su tamaño. Los ejemplares más longevos cuentan con troncos de diámetros superiores a los 10 metros y copas de una superficie de más de 30 metros. Algunas partes del tronco mueren quedando adheridas como cicatrices y otras rebrotan vida sumando centímetros al tronco. Así, disminuye su capacidad de producción de aceite, aumentan los costes y, paralelamente, también aumenta su valor como patrimonio natural, cultural y emocional por sobrevivir a las generaciones que los heredan como identidad.

Enmarcada como actividad del Valencia Culinary Festival, organizado por Valencia Premium, reunieron siete aceites de todo el arco valenciano seleccionados por su singularidad. Todos ellos, representados por sus productores, comparten una misma particularidad: los años de los árboles que sostienen los frutos y que, en este caso se convierten en Aceite de Oliva Virgen Extra (la categoría premium de los aceites). Este oro líquido es el tesoro del mediterráneo, tan preciado en gastronomía como por ser aliño de un estilo de vida, el mediterráneo. 

Cultivarlos es mucho más manual y costoso, es por eso que el valor del aceite de olivos monumentales reside en el esfuerzo de la conservación del patrimonio, del paisaje y del territorio. La farga es una de las variedades más singulares y representativas del olivar antiguo valenciano, contaba Paloma Roures, especialista oleóloga de Intercoop, que debido a su tardanza a la hora de producir, cada vez se plantan menos y por el mismo motivo, so las que más longevas se conservan: en gran mayoría centenarias o casi milenarias. Preservarlas no sólo es cuestión de biodiversidad y riqueza de variedades, sino de contribuir a conservar un patrimonio que llegó en algunos casos de la mano de los romanos, los fenicios y que ahora es muy nuestro. Cinco de los siete AOVEs seleccionados eran de comarcas de Castellón: Varona la Vella, Bardomus, Mil del Poaig, Peset Vallés y Sabor del Temps con una apuesta por una mutación en estudio por sus propiedades contra el cáncer de colon. El de 9 Oliveres es de Concentania y Castell de la costurera de Balones, Alicante quien presentó un coupage muy singular con la mezcla de distintas variedades muy antiguas que incluso crecen en el mismo árbol por, seguramente, algún injerto. Sus joyas líquidas se presentaron en exclusiva en The Westin con una cata hedónica dirigida por Paloma para diferenciar los amargos y los matices entre variedades como la blanqueta, la farga, la morruda y canetera. 

Oleoturismo

En Finca Varona la Vella custodian la mayor concentración de olivos milenarios. Se ubican en la capital histórica del Maestrazgo, Sant Mateu (Castellón), región con más olivos milenarios del mundo. La longevidad de la variedad autóctona Farga, ha permitido que un total de 142 olivos certificados como milenarios hayan podido llegar a nuestros días ofreciendo un paisaje único y cautivador. Visitable, al igual que el paraje de La Jana, también en el norte de la Comunitat Valenciana, en la comarca del Baix Maestrat. El Museo natural Olivos Milenarios “Pou del Mas” se ubica en una zona con un total de 970 olivos milenarios. La Jana  siempre ha sido eje de paso y nudo de comunicaciones, discurriendo la antigua Via Augusta romana y quedando aún miliarios y restos de villas romanas.

El oro líquido del pueblo, el wellness y la sostenibilidad

Los estudios con universidades de la variedad blanqueta de Sabor del Temps (La Foia de l’Alcalatén, Castelló) demuestran el poder de este AOVE para combatir el cáncer de Colon. Ha sido declarado medalla de oro internacional en Salud y Nutrición por la facultad de Farmacia de la Universidad de Atenas. Gracias a la población local, como Jesús Miralles de Sabor del Temps, ha sido posible preservar estos ejemplares monumentales. Degustar el oro del pueblo es disfrutar del conocimiento de toda una civilización y un acto de hedonismo consciente que devuelve el curso de la economía circular es el caso de muchos que trabajan conjuntamente con otros custodiadores para elaborar aceite.

La Finca BARDOMUS (Alcalà de Xivert, Castellón) contribuye a la conservación del paisaje de Castelló con su AOVE 103, buscando productores con fincas donde se cultivan olivos monumentales, y elaborando sus aceitunas para la producción de un AOVE de olivos monumentales de la máxima calidad. Así colaboran activamente, de la conservación de dichos olivos. 

Mil del Poaig (Castelló-València) nació para proteger a los olivos milenarios del Maestrat, del expolio y devastación del paisaje que sufría la tierra con la tala de olivos milenarios buscados para decoración.

En Peset Vallés (Traiguera, Castelló) recuperaron fincas donde pudieran haber olivos milenarios abandonados y actualmente elabora a partir de 190 en plena producción de estos ejemplares, de los cuales 160 estaban abandonados, a punto de desaparecer.

9 Oliveres (Consentania) procede de 700 árboles centenarios y 9 olivos milenarios, de variedades autóctonas como Blanqueta y Alfafarenca. Las aceitunas de 9 Oliveres crecen en un lugar verdaderamente especial: en un valle con dos parques naturales importantes, el parque natural de la Sierra de Mariola y el Carrascal de la Font Roja.

MIl·lenàries de Castell de la costurera (Balones, Alicante) es un proyecto colaborativo en el que participan 28 propietarios de olivos monumentales de los valles de Seta y Travadell. El despoblamiento rural y el abandono de las tierras por su baja rentabilidad han puesto en serio peligro la pervivencia de los pueblos de estas montañas y de estos monumentos vivos. Reconocer el valor de estos árboles, degustar su aceite y d